Un sobrecito de azúcar…, sí, de esos que te ponen con el café en cualquier bar, tenía el siguiente relato escrito en la parte de atrás. ¿Alguien se reconoce?
Había una vez cuatro individuos llamados Todo el Mundo, Alguien, Nadie y Cualquiera.
Siempre que había un trabajo Todo el Mundo estaba seguro de que Alguien lo haría. Cualquiera podría haberlo hecho pero Nadie lo hizo.
Cuando Nadie lo hizo, Alguien se puso nervioso porque Todo el Mundo tenía el deber de hacerlo.
Al final, Todo el Mundo culpó a Alguien cuando Nadie hizo lo que Cualquiera podría haber hecho.
Tan real como la vida misma.