Actividades abril, mayo 2022

¡Bienvenidos a nuestras charlas!

GEA, Madre Tierra, una visón tradicional de la naturaleza

Viernes 22 abril a las 19:30h

ID reunión: 850 3223 3190 – No es necesario código de acceso


Reflexiones en torno a la bondad humana

Viernes 29 abril a las 19:30h

ID reunión: 828 7682 5534 – No es necesario código de acceso


Juventud, el porqué del desconcierto

Viernes 6 de mayo a las 19:30h

ID reunión: 870 8636 8079 – No es necesario código de acceso


La escuela ecléctica de Alejandría

Viernes 13 de mayo a las 19:30h

ID reunión: 892 9420 7923 – No es necesario código de acceso


Cómo y dónde conocerse a sí mismo

Viernes 20 de mayo a las 19:30

ID reunión: 842 6510 1187 – No es necesario código de acceso


La curación emocional

Viernes 27 de mayo a las 19:30h

D reunión: 865 3994 3257 – No es necesario código de acceso

Flores de Bach, resumido


La teoría del Dr. Bach

El Dr. Bach era un médico de Gales, Gran Bretaña, que además de graduarse como médico en distintas especialidades, también trabajó como investigador y científico comprometido con una manera de curar a los pacientes respetuosa y benigna; algo de lo que se sentía cada vez más alejado con la medicina alopática y por lo que terminó acercándose a la homeopatía como terapia médica.

Fue precisamente durante su labor en un hospital homeopático de Londres que empezó a observar que algunos pacientes con determinadas patologías tenían ciertos rasgos personales y emocionales en común, de modo que decidió tratar, no solo la enfermedad del paciente, sino su personalidad. Fue entonces cuando empezó a experimentar con las esencias florales de plantas recogidas en Gales como tratamiento para resolver conflictos emocionales según la personalidad del paciente. En realidad, estaba convencido de que la mente ejerce un papel determinante en las enfermedades y de que, al solucionar las afecciones emocionales, los problemas de salud se resolvían de una manera más definitiva y eficaz.

De este modo consiguió, según sus investigaciones, reunir 38 remedios que son los que se utilizan en la actualidad y que conocemos como Flores de Bach.

 

Beneficios de las Flores de Bach

Las flores de Bachtienen múltiples aplicaciones:

  • Para resolver enfermedades que tienen un origen emocional, mental o psicosomático.
  • En los niños suelen ejercer un efecto más potente que en las personas adultas.
  • Las flores de Bach también se utilizan en animales y plantas (cuando se ven expuestas a cambios o condiciones adversas).

Las flores de Bach están indicadas en personas de cualquier edad o condición, sanas o enfermas y no se conocen contraindicaciones al tomar medicamentos u otras sustancias terapéuticas.

 

Qué flores tomar

A la hora de elegir las flores que vamos a tomar, podemos recurrir a un terapeuta especializado, o implicarnos investigando sobre los efectos de cada flor y elaborar nuestra propia mezcla. Para ello, es necesario revisar la lista de los 38 remedios y sus efectos.El Dr. Bach aconsejaba que no se tomasen más de siete flores en la mezcla de tratamiento, por lo que, si nos vemos reflejados en numerosos síntomas o aplicaciones de las distintas flores, lo mejor es priorizar y determinar qué problemas son los más importantes o con qué rasgos nos sentimos más identificados hasta completar las siete flores que conformarán nuestra mezcla. A continuación te mostramos una secuencia muy resumida de los efectos y aplicaciones de cada flor:

  • Agrimony: Ocultar preocupación tras una máscara de alegría.
  • Aspen: Miedo a lo sobrenatural y a la muerte.
  • Beech: Intolerancia, arrogancia, crítica desmedida.
  • Centaury: No saber decir “no”.
  • Cerato: Buscar la aprobación y consejo o aceptación de los demás.
  • Cherry Plum: Miedo a perder el control, ataques de terror, miedo a la locura.
  • Chestnut Bud: Incapacidad para corregir y aprender de los errores.
  • Chicory: Sobreprotección y dominación egoísta.
  • Clematis: Soñar en exceso sin vivir en la realidad.
  • Crab Apple: Terror a estar sucio, a contaminarse a ser impuro.
  • Elm: Exceso de responsabilidades, colapso.
  • Gentian: Pesimismo, depresión, flaqueza, desesperanza.
  • Gorse: Cuando se ha perdido la esperanza del todo.
  • Heather: Egocentrismo desmedido, cuando todo gira entorno a uno mismo.
  • Holly: Celos, envidia, rabia, odio, rencor.
  • Honeysuckle: Anclarse en el pasado sin vivir el presente.
  • Hornbeam: Agotamiento psicológico y físico.
  • Impatience: Impaciencia, soledad, ansiedad.
  • Larch: Baja autoestima, sentimiento de fracaso.
  • Mimulus: Miedo a las situaciones cotidianas y conocidas.
  • Mustard: Depresión sin razón aparente.
  • Oak: Personas obsesivas que trabajan incansablemente y luchan contra corriente. Agotamiento profundo.
  • Olive: Agotamiento por diversas causas físicas o mentales. Derrota.
  • Pine: Eceso de sentimiento de culpa.
  • Red Chestnut: Preocupación excesiva por los seres queridos.
  • Rock Rose: Ataques de ansiedad, pánico incontrolable, estados de angustia.
  • Rock Water: Personas perfeccionistas en exceso, rigidez, exceso de control.
  • Scleranthus: Incapacidad para elegir entre varias alternativas.
  • Star of Bethlehem: Conmoción física o emocional.
  • Sweet Chestnut: Cuando se llega al límite de la desesperación y la desesperanza. Cuando ya no se vislumbra la luz.
  • Vervain: Exceso de entusiasmo y euforia, fanatismo.
  • Vine: Personas dominadoras, inflexibles y tiranas.
  • Walnut: Terror a los cambios.
  • Water Violet: Orgullo, sentimiento de superioridad.
  • White Chestnut: Exceso de pensamientos y diálogo interno.
  • Wild Oat: Dudas ante el cometido en la vida, falta de metas y ambiciones.
  • Wild Rose: Apatía, falta de motivación, tristeza.
  • Willow: Victimismo, resentimiento.


Rescue Remedy

El Dr. Bach elaboró una mezcla estándar de cinco flores para utilizar en caso de duda o en caso de crisis de angustia, desesperanza, estados de shock o crisis nerviosas. Este remedio consta de cinco flores:

  • Rock Rose
  • Impatiens
  • Cherry Plum
  • Star of Bethlehem
  • Clematis

¿Cómo tomar las flores de bach?

Si vamos a realizar un tratamiento a base de flores de Bachy decidimos visitar a un terapeuta especializado, tomaremos la mezcla que nos indique, las cantidades que nos indique y siguiendo las pautas que nos indique.

Pero si vamos a implicarnos y tomar nuestro propio remedio, lo más importante en primer lugar es informarse abundantemente. Es decir, hacer una selección de buena literatura al respecto y comprobar todas las flores, sus efectos y sus aplicaciones.

A continuación, te explicamos, de manera general, algunas pautas para elaborar y tomar tu propia mezcla. Recuerda que esta información es orientativa y que si decides seguir esta opción debes informarte en profundidad. Esto es solo una aproximación para que te hagas una idea general:

  • Para elaborar la mezcla necesitarás un recipiente vacío de vidrio de 30ml con cuentagotas. Llénalo hasta los ¾ de agua mineral o depurada. Añade 3 gotas de cada flor que quieras utilizar (máximo 7). Por último añade unas gotas de Brandy para que el alcohol actúe de conservante.
  • Pon cuatro gotas debajo de la lengua, cuatro veces al día. No lo tragues inmediatamente, procura mantenerlo en la boca unos segundos.
  • Si tienes una crisis o un ataque pánico, ansiedad o cualquier otro malestar emocional, puedes tomar cuatro gotas adicionales cuando se de el caso.
  • Procura tomarlas siempre entre comidas.
  • La forma más efectiva de obtener resultados es con constancia y regularidad.

Efectos de las Flores de Bach

Al iniciar un tratamiento con flores de Bach se pueden notar algunos efectosque, lejos de ser adversos, confirman el efecto del tratamiento. Estos son algunos síntomas:

  • El problema emocional que se quiere tratar puede manifestarse más severamente los primeros días de tratamiento.
  • La persona tratada puede manifestar cambios de humor, llanto, risa, euforia o algún tipo de desarreglo emocional los primeros días de tratamiento.
  • Tendencia a la introspección.

Estos efectos manifiestan el inicio de lo que los terapeutas florales llaman catarsis, o limpieza emocional del paciente. Los terapeutas recomiendan intentar sobrellevar los primeros días de tratamiento aunque estos síntomas aparezcan, aunque, si se hacen insoportables, se puede disminuir la dosis o cambiar la mezcla que se haya elaborado, ya que también cabe la posibilidad de que no sea la más acertada.

 

Fuente: http://www.vidanaturalia.com

 

El magnetismo curativo

 

Existe un Agente único universal, un misterioso fluido o energía que anima toda la materia. Esta sustancia extendida en el infinito ha recibido desde la más remota antigüedad diferentes nombres y símbolos.

Es el Caos de los antiguos; el Fuego Sagrado de los zoroastrianos, el “Alma del Mundo” de Platón y los pitagóricos.

Este fluido posee el poder de la elasticidad y se puede proyectar en el espacio tanto como se desee. Las relaciones de afectividad y actividad entre los astros, la Tierra y sus partes se operan a través de este elemento, apareciendo así inmensas cuerdas magnéticas en todo el Cosmos.

Magnetismo y formas mentales, la voluntad magnética

Esta fuerza puesta en acción a través de la mente engendra formas. Todo pensamiento positivo está cargado con más o menos fluido energético. El hombre de recia voluntad que, consciente o inconscientemente, emite un poderoso pensamiento positivo, transmite con él una cantidad de magnetismo, proporcionada a la energía de emisión del pensamiento. Tales pensamientos se dirigen al punto de aplicación como una bala al blanco, en lugar de ir lentamente como una emanación mental ordinaria. Los pensamientos puros están compuestos de vibraciones muy rápidas, siendo el pensamiento más fuerte cuanto más elevado sea éste.

Así, la voluntad y la imaginación serán los bastiones que utilizará el magnetista para dirigir consciente esa gran fuerza mágica que es la corriente de vitalidad, el fluido magnético.

La curación por el magnetismo

La energía universal existe bajo diferentes manifestaciones en todas las cosas animadas e inanimadas. H.P. Blavatsky comparó la energía, el activo poder productor de todos los fenómenos vitales, con el oxígeno, el mantenedor de la combustión, el gas dador de vida, el agente químico activo en toda vida orgánica.

Nuestro cuerpo, mediante el sistema nervioso, atrae y retiene esta fugitiva forma de luz, siendo el plexo solar el gran depósito de energía que provee el organismo entero. Así como el Sol difunde sus rayos por todo el sistema solar, la energía penetra en todo el organismo por medio del asombroso y complicado mecanismo llamado sistema nervioso.

El hombre está absorbiendo e irradiando energía, en un flujo y reflujo permanente. Hemos de hacer notar que la energía que circula por los nervios es distinta de lo que se llama magnetismo humano o fluido nervioso, el cual es generado dentro del propio cuerpo. Este fluido nervioso o magnetismo mantiene la materia etérica en circulación por los nervios, o más exactamente, crea una envoltura de éter que encierra a cada nervio, muy similar a como al sangre lleva el oxígeno al cuerpo, el fluido nervioso lleva energía.

La sobreexcitación del sistema nervioso, las perturbaciones psíquicas, la falta de provisión de energía o la congestión del mismo pueden ocasionar deformaciones fluídicas importantes, que si se repiten con frecuencia darán lugar a toda clase de dolencias nerviosas o casos graves de enfermedad.

La acción del terapeuta magnético se concentrará entonces en al renovación y vigorización de la salud perdida del enfermo, restableciendo de nuevo la armonía perdida de los fluidos.

Debido a la conexión que tiene el magnetismo con el sistema nervioso vemos la gran aplicación que tiene esta ciencia en la curación no sólo de dolencias físicas sino también psíquicas.

Magnetismo y electromagnetismo curativos

Habiendo sentado las bases de que el hombre tiene la facultad de ejercer sobre sus semejantes una influencia provechosa, operando su energía natural, veamos cuales son las condiciones preliminares y los métodos de hoy y de antaño utilizados para llevar a buen término esta ciencia.

En primer lugar, se requiere que el médico o magnetizador confíe en sus propias fuerzas; que tenga voluntad purificada de todo egoísmo y vanidad; la facilidad de sostener y concentrar la atención; imaginación, sangre fría, buena salud física y discreción.

El fluido magnético que emana de nosotros no sólo obre directamente sobre la persona que queremos magnetizar, sino también a través de un intermediario a quien hayamos cargado de este fluido, caso de los talismanes, amuletos y reliquias. Estas fuerzas animan los objetos. El “agua bendita” es una muestra clara de magnetización, siendo una materia que se carga muy fácilmente de magnetismo.

Los templos antiguos y otros centros de culto ceremonial, enclavados en lugares magnéticos especiales, son potentes generadores que, sumados a la carga devocional de los fieles, comportan una importante influencia sobre visitantes y peregrinos ciertamente positiva. De modo contrarios, las ciudades y edificios de hoy en día, construidos anárquicamente en cualquier lugar, sumado al modo de vida viciado y estresante de los ciudadanos que están envueltos en un mar de aparatos electrónicos, ruidos y polución ambiental, lumínica y electromagnética, son verdaderos “caldos de cultivo” de toda clase de gérmenes y energías patógenas.

Hoy en día, la Geobiología, disciplina que estudia las energías cósmicas y terrestres en relación con los seres vivos, está en auge. Cada vez más los constructores de edificios acuden a los geobiólogos para emplazar adecuadamente sus edificios.

La armonía de la lira de Pitágoras o su propia voz devolvía la salud a aquellos que permanecían junto a él, La terapia de las vibraciones sonoras se conoce hoy como musicoterapia. La fuerza sanadora del electromagnetismo bien canalizado es la base, asimismo, de la cromoterapia, la homeopatía, las flores del Dr. Bach. Reflejos todos ellos, aunque limitadamente válidos por el momento, de la antigua y mágica Medicina Transcendental.

 

Este artículo ha sido escrito por Juan José Tejada

La música y la salud

Determinados sonidos pueden provocar cambios en el metabolismo y la biosíntesis de los diversos procesos enzimáticos. Recientes investigaciones sobre musicoterapia confirman antiguos conocimientos sobre la influencia de la música en general, y de determinados instrumentos musicales para conseguir ciertos efectos en el cuerpo y en el alma humana.

C. Fregtman dice: «El sonido ejerce un impacto en nuestro organismo, y ciertamente se producen cambios químicos-eléctricos muy delicados. Sabemos que los dispositivos sustancio-energéticos del sistema nervioso encefálico de un individuo se relacionan con las combinaciones de elementos químicos productores de reacciones circuitales que alimentan una porción de la actividad cerebral y –en sentido inverso– recogen señales de respuesta y control muscular. Sabemos también que el sonido puede acelerar o retardar el movimiento de estas complejas sustancias» (1). Es decir, la música facilita la digestión, la respiración y la circulación sanguínea, mejora el rendimiento del corazón, provoca relajación muscular, y las más recientes investigaciones han descubierto que determinados sonidos pueden provocar cambios en el metabolismo y la biosíntesis de los diversos procesos enzimáticos, incluidos el ADN y ARN.

Que la música influye en el organismo y el comportamiento humano nadie lo pone ya en duda.

Todos sabemos que la música en la sala de espera del médico o del dentista produce un efecto tranquilizante; que el hilo musical en fábricas u oficinas donde se realizan trabajos mecánicos aumenta el rendimiento y disminuye la fatiga de los empleados; que el heavy metal aumenta los instintos agresivos, o que la música disco aumenta los jugos gástricos por la excitación nerviosa producida, lo que induce a consumir bebidas; o las últimas técnicas en musicoterapia, donde es la música la que se encarga de curar ciertas enfermedades.

No solamente influye la música en el hombre, sino también en los animales. Marciano, Estrabón, Plutarco y Clemente de Alejandría se extienden en consideraciones acerca del poder hipnótico que la música ejerce en la mayoría de ellos y en los vegetales.

Se ha comprobado por la física la influencia de los sonidos (vibraciones) sobre la materia «inerte», como puede ser la rotura de una copa veneciana que se quiebra a distancia por una vibración intensa al unísono perfecto con su diapasón sonoro; o esas notas enérgicas salidas de las cuerdas de un violín y que, mantenidas constantemente, pueden derribar un muro, cual se derrumba un puente de hierro cuando sus soportes se destemplan bajo el paso rítmico y uniformado de un ejército (recordemos el relato bíblico de las murallas de Jericó, derribadas al son de trompetas y cantos entonados rítmicamente).

En la Antigüedad se sabía y se utilizaba este tipo de poder que tenía el sonido y la música especial. Ahora bien, no toda la música produce los mismos efectos, sino que cada vibración tiene unas consecuencias, y así por ejemplo: Pseudo-Plutarco (2) dice que «la música es un arte visiblemente útil, particularmente en los peligros de la guerra. En estos, unos emplearon flautas, como los lacedemonios, entre quienes se tocaba con la flauta el aire llamado canto de castor, cuando avanzaban dispuestos a atacar a los enemigos. Otros hacían la marcha contra los adversarios al son de la lira; así se cuenta que los cretenses emplearon mucho tiempo esta práctica. Otros aun, y hasta nuestros días, mantienen el uso de las trompetas. Los argivos tocaban la flauta en la lucha de atletas de las fiestas llamadas entre ellos juegos Estenios…».

A este poder que tiene la música sobre los oyentes, los griegos le llamaron ethos. Las escalas musicales difieren esencialmente unas de otras, y quienes las escuchan son afectados de distinta manera por ellas.

Según Aristóteles, la música actuaba de distintas maneras sobre el ser humano, pudiendo:

a) Provocar un aumento de la actividad y llevar al hombre a realizar acciones heroicas, impulsivas o voluntariosas. Este poder de la música se reconocía como ethos praktikon (ethos práctico).

b) Estimular e intensificar la fuerza espiritual del hombre, desarrollando su firmeza moral. Este poder se llamaba ethos ethikon (ethos ético). El dórico, modo helenístico por excelencia, era empleado en melodías de carácter viril, grave y majestuoso, en los peanes a Apolo y en el género citarístico.

c) Las melodías que poseían un ethos threnodes (de threnos, canto plañidero) podían debilitar e, incluso, corroer el equilibrio moral. El modo lidio se consideraba apropiado para la música trágica y dolorosa, y era empleado en los cantos fúnebres.

d) Finalmente, una última posibilidad de la música era la de provocar un éxtasis momentáneo, reservado al ethos enthousiastikon. Este era el ethos propio de los ritos a Dionisos y conveniente a la música religiosa que debía acercar al hombre a la divinidad (3).

Muchos teóricos y músicos griegos vieron en la música no solo un poder de acción sobre el alma, sino, como ya hemos dicho, sobre la materia. Es conocida la imagen de Orfeo encantando a la naturaleza en pleno con el poder de su música, de Anfión construyendo milagrosamente los muros de Tebas con la música de su lira, que le fue entregada por Hermes; de Medea cediendo al influjo de un canto mágico mientras perseguía a Jasón, según cuenta Píndaro; de Platón hablando de los cantos que hacen someter a leones, serpientes y otros animales…

Muchos autores del siglo pasado no lograron entender cómo era posible que los tetracordios pudiesen provocar reacciones emocionales tan variadas, por la simple razón de poseer el semitono en distinto lugar. Si no fuese por las autorizadas citas de Platón, Aristóteles y otros teóricos, se hubieran reído del concepto de ethos, como lo hicieron en su momento muchos críticos griegos (4).

Pero la musicología fue demostrando que había que tener en cuenta otros elementos, además del arreglo de tonos y semitonos característicos de los modos, como es el ritmo, la velocidad, el género y la altura absoluta.

Según Tolomeo, «una misma melodía posee un efecto activo y vivificante en el registro agudo, y otro depresivo en el grave», y aclara además que los registros medios cercanos al dórico provocan emociones estables, los agudos próximos al mixolidido, sensaciones agitadas, y los graves, cerca del hipodórico, debilitan y relajan el alma (5).

Pero no solamente en Grecia conocían el poder mágico que tenían los sonidos; los emperadores de China se vieron obligados a crear una Oficina Gubernamental de Pesas y Medidas, encargada de buscar la altura correcta de los (6) y reglamentar la música empleada en las ceremonias, ya que para los teóricos chinos de la Antigüedad, la música no era un símbolo abstracto. Determinadas alturas representaban situaciones mágicas. Por eso no veían en el sonido una melodía en potencia sino un poder en acción. Cada nota tenía un valor intrínseco, independiente de su relación con otros sonidos. Por esta razón cada del sistema musical chino estaba asociado a distintos elementos, estaciones o emociones.

También en la India hallamos múltiples leyendas sobre el poder de la música. Cuentan que el emperador Akbar había ordenado cantar el raga (7) Dipaka al cantante Nayuk-Gopal. Este raga tenía el poder de quemar vivo a quien lo ejecutara. Para eludir las consecuencias del mismo, Gopal se introdujo en un río, pero el efecto del raga fue tan poderoso que no pudo escapar a su destino.

Los ragas nagavardi y punagatodi eran considerados como los más adecuados para atraer a las serpientes. Krishna era capaz de encantar a toda la naturaleza con su flauta, como lo haría en Grecia Orfeo y Apolo con la lira.

Mario Roso de Luna (8) nos cuenta que esta influencia de la música puede afectar en algunos casos tanto a animales como a los hombres indistintamente: «El aria suiza Le ranz de vaches, toque montañés que se emplea para reunir los rebaños dispersos por la tempestad, ejercía tal influencia en los reclutas suizos, excitándoles de modo tan irresistible al llanto desesperado, a la deserción y al suicidio por la nostalgia del ausente país natal, que hubo necesidad de prohibirla severamente en el ejército francés, para evitar verdaderas epidemias de psicopatía colectiva”. Análoga cosa ocurre con la gaita gallega, la dulzaina pastoril valenciana, la guitarra andaluza, etc.

Es más o menos conocido por todos que David, según la Biblia, tocaba la cítara en presencia del rey Saúl para calmar sus crisis de melancolía; que Pitágoras curaba a sus discípulos enfermos cantando; Homero cuenta cómo Ulises calma sus heridas sangrantes a través de cantos; que Asclepíades, hace veinte siglos, para aliviarse de la ciática tocaba una trompeta, y su prolongado sonido hacía vibrar las fibras nerviosas, produciendo la cesación del dolor; o que Teofrasto, sucesor y continuador de Aristóteles en el escuela peripatética, escribió que «los músicos-médicos aplican la música contra el desmayo, la angustia, desarreglos en el sueño, dolor de caderas, ciática, molestias del estómago, dolor de cabeza, mordedura de víboras…».

¿Cómo explicar estas curaciones? No olvidemos que numerosas enfermedades son efecto de una perturbación del sistema nervioso, en particular del simpático, y que este «desarreglo» es debido, probablemente, a una alteración en la vibración de estos nervios. También en los antiguos templos de China, la India y el Tíbet, la práctica de la música con fines terapéuticos era una ciencia altamente desarrollada, basada en la convicción de que las vibraciones producidas por los tonos musicales son semejantes a aquellas que crean verdaderamente el mundo físico, y que emanan de fuerzas espirituales.

Por otro lado, estos médico-sacerdotes sabían que cada instrumento musical tenía un efecto determinado sobre el cuerpo humano, y aun sobre cada órgano en particular, de forma que las flautas (como también lo afirma Demóstenes) estaban especialmente prescritas para curar enfermedades del hígado, las campanas para el pulmón, los tambores para el riñón, etc. Así, grupos de monjes soplaban en sus instrumentos de viento y tocaban en tambores un sonido determinado, semanas enteras, sin interrupción alguna, para hacer vibrar este o aquel nervio, hasta que al final, a través de ese sonido constante, el sistema nervioso se tranquilizaba o volvía a su estado de armonía y el enfermo sanaba.

Asimismo, cultivaron los egipcios el arte musical y conocieron los secretos de la armonía y su influencia en el ánimo, por lo que en las casas de salud de los templos se empleaba la música para la curación de ciertas enfermedades.

Todo esto ha conducido a que investigadores actuales como el Dr. Dower digan que el la y el si bemol son eficaces contra la tuberculosis, y el do sostenido y el mi contra el cáncer.

Dejando atrás la Antigüedad nos trasladamos a las más actuales técnicas en musicoterapia y, dentro de ella, su innovadora modalidad «activa» (la pasiva es cuando el paciente escucha música), es decir, cuando el paciente toca él mismo determinados instrumentos, especialmente tambores, xilófonos o flautas, con lo que se facilita una descarga de sentimientos reprimidos sin necesidad de razonar el problema.

Notas:

1. El tao de la música, pág. 88

2. Obras morales y de costumbre, pág. 391

3. Música tribal, oriental y de las antiguas culturas del Mediterráneo, pág. 115

4. Aunque otros, como el P. Ulloa en su Música universal (1717), nos da un precioso tratado acerca de las modalidades del ethos en sus relaciones fisiológicas con el hígado, órgano de lo psíquico.

5. Tolomeo, Harmoniques 2:7:58, citado en Sachs (1943:249).

6. Esta palabra significa principio, origen, ley, medida, regla, etc. Por extensión, los chinos dieron el nombre de a los tubos que permiten escuchar los doce sonidos de la escala.

7. Son modos musicales en número de ocho y cada uno de ellos tiene varios modos menores que, a su vez, tienen varias armonías.

8. Wagner, mitólogo y ocultista, pág. 52

Este artículo ha sido escrito por E. F. MARTÍNEZ

La medicina y la ética

juramento

¿Te atreverías a confeccionar un Juramento Hipocrático para el médico o terapeuta de hoy en día, inspirado en la ética atemporal?

Juramento Hipocrático

 

Juro por Apolo, médico, por Asclepio, Higía y Panacea y pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia.

Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a los autores de mis días, partiré con ellos mi fortuna y los socorreré si lo necesitaren; trataré a sus hijos como a mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa.

Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que determine la ley médica, y a nadie más.

Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más provechosa según mis facultades y a mi entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante; me abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos.

Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza. No ejecutaré la talla, dejando tal operación a los que se dedican a practicarla.

En cualquier casa donde entre, no llevaré otro objetivo que el bien de los enfermos; me libraré de cometer voluntariamente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitaré sobre todo la seducción de mujeres u hombres, libres o esclavos.

Guardaré secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y que no sea indispensable divulgar, sea o no del dominio de mi profesión, considerando como un deber el ser discreto en tales casos. Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte contraria.

Menos conocidos que el juramento de Hipócritas son los «consejos de Esculapio» destinados a los estudiantes de medicina. Veamos algunos de ellos:

«¿Quieres ser médico, hijo mío? Aspiración es ésta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia.

Pero ¿has pensado en lo que va a ser tu vida?

Tendrás que renunciar a la vida privada: mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos, tu puerta estará siempre abierta a todos. A toda hora del día y de la noche vendrán a turbar tu descanso, tus aficiones, tu meditación; ya no tendrás horas que dedicar a tu familia, a la amistad, al estudio. Ya no te pertenecerás.

…..

Si, sabiendo que te verás muchas veces solo entre fieras humanas, tienes el alma lo bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido, si te juzgas suficientemente pagado con la dicha de una madre que acaba de dar a luz, con una cara que sonríe porque el dolor se ha aliviado, con la paz de un moribundo a quien acompañas hasta el final; si ansías conocer al hombre y penetrar en la trágica grandeza de su destino, entonces, hazte médico, hijo mío.»

 

La medicina natural al igual que la filosofía natural no sólo aporta conocimientos para memorizar, sino para aplicarlos en nuestra vida.

Epicuro escribió: «Vacío es el argumento de aquel filósofo que no permite curar ningún sufrimiento humano. Pues de la misma manera que de nada sirve un arte médico que no erradique la enfermedad de los cuerpos, tampoco hay utilidad ninguna en la filosofía si no erradica el sufrimiento del alma»

 

La ética atemporal trae al ser humano todas a aquellas virtudes capaces de vivir en todas las épocas de la historia, y sin embargo, es siempre nueva, siempre viva, siempre una.

No hace falta saber, haber estudiado, haber leído mucho, para que cualquier hombre reconozca en el fondo de su corazón, aquella Ética que no es suya ni de ninguna otra persona, sino que es de todos…y esa ética atemporal es la que ha de seguir toda medicina y todo médico.

El caduceo

El caduceo como símbolo sagrado del médico

 

grunge-caduceus

 

 

El caduceo es un símbolo cuya antigüedad resulta casi imposible decidir, ya que lo encontramos asociado a diversas deidades de características similares en todas las civilizaciones.

Su presentación ha tomado diferentes formas dentro de un mismo esquema que nos permite reconocerlo allí donde aparece. Los elementos que lo constituyen son siempre los mismos y, por eso, hablan un mismo lenguaje sagrado. Sea en las manos de Hermes o Mercurio, en las de Asclepios o Seraphis, sea en Sumeria, en Fenicia, Egipto, Grecia, Irán, Roma, en todo el Mediterráneo y aún en América Precolombina, es posible encontrar la vara rodeada de serpientes, o simplemente las serpientes entrelazadas, con alas o sin ellas, reflejando idéntico movimiento universal.

Según H.P.B., los griegos tomaron de los egipcios la idea del caduceo. Entre los egipcios, este símbolo de una vara con dos serpientes enroscadas, se encuentra en monumentos tan arcaicos como los que anteceden a la aparición de Osiris como deidad entre los hombres.

Los griegos tomaron, pues, este símbolo y lo utilizaron con similar significado. Lo pusieron en manos de Hermes y de Asclepios, y más tarde los romanos lo hicieron con Mercurio y Esculapio.

 

La palabra “caduceo” proviene del latín “caduceum”, que a su vez deriva de otra palabra griega que se puede traducir como “heraldo” o “anunciador”. Pero, curiosamente, la raíz también incluye al gallo, el gran anunciador de la mañana, de la luz, de la aparición del Sol. Así, desglosando el sentido del mástil central como árbol, de la o las serpientes, de las alas y –en ocasiones- de la copa en la que bebe la serpiente, intentaremos llegar al simbolismo del Caduceo, que va desde la cósmica hasta la fisiológica, contemplando en lo que nos interesa, la Medicina y la Salud como Orden Universal y restablecimiento de ese Orden cuando se ve afectado.

Es en Grecia donde encontramos esta tradición más arraigada. En el templo de Epidauro se celebraban prácticas especiales consagradas a Asclepios. Este dios, hijo de Apolo, fue educado por el centauro Quirón, del que aprendió a preparar medicinas, tanto que llegó a superar a su propio maestro. Su capacidad de sanar, y aún de resucitar muertos, hizo que Hades temiera tener que cerrar las puertas de su Reino… Finalmente Zeus da muerte a Asclepios, quien, no obstante, conserva honores divinos. Se cuenta que se aparecía en sueños a los enfermos que acudían a su santuario de Epidauro.

Más tarde, Higia, diosa de la Salud, como hija de Asclepios, se relacionó también con la serpiente de Epidauro y una copa que se llegaría a convertir en el emblema de los farmacéuticos.

En numerosas monedas aparece Asclepios con una serpiente consagrada, denominada “paros” por su color cobrizo. Cuentan los sacerdotes de la época que las serpientes se introducían por la noche en la habitación de los enfermos, mientras éstos dormían, para devolverles la salud.

Según Ovidio, el mismo Asclepios se había transformado en culebra para llegar hasta Roma y curar a los desdichados. Ante semejante prodigio, los romanos le levantaron un templo como dios sanador, eligiendo la cima de la isla del Tíber, donde había arribado la culebra, recordando el hecho con una piedra erigida en la proa de la isla.

Todo lo cual nos remite al valor simbólico de la serpiente. Nos dice H.P.B. que Asclepios, llamado “El Salvador de todo”, es idéntico al Ptah egipcio, la Inteligencia Creadora, y a Apolo –su padre-. La serpiente Kneph representa la eternidad y aparece bordeando una vasija de agua, con su cabeza suspendida sobre las “Aguas Primordiales” a las que incuba con su aliento; esta forma, como Logos-Alma, es llamada Ptah; y como Logos-Creador se convierte en Imhotep, su hijo, fuertemente ligado a las Ciencias Sagradas y, entre ellas, la Medicina.

Los ofitas sostenían que había que agradecer a la Serpiente porque ella enseñó a Adán que si comía del fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, su ser se elevaría por la Sabiduría así adquirida. Desde entonces, es decir, desde el “Primer Hombre”, viene la asociación de la Serpiente con el Árbol. Entonces eran verdaderamente imágenes divinas. El Árbol, además del Conocimiento del Bien y del Mal, lo era también de la Vida y de la Muerte. La Serpiente se relacionaba con los sabios e iniciados, con los ciclos del Tiempo concebido como eternidad, con la renovación permanente y la posibilidad de “ingerir” conocimientos.

El significado bueno y malo de la serpiente proviene de que la Sabiduría divina puede reflejarse en el aspecto espiritual del hombre, o bien en conocimientos materiales. Pero, como sea, es siempre conocimiento. Del mismo modo, todos los dioses de la Medicina, tienen ese doble aspecto porque pueden curar en lo físico y en lo espiritual, o, en otra clave, e igual que la serpiente, pueden dar la vida o la muerte. H.P.B. afirma que Seraphis, por ejemplo, aparece muchas veces como una serpiente, un “Dragón de Sabiduría”. Y no hay mucha distancia entre Seraphis y Heracles, el niño que estranguló las dos serpientes que Hera le envió para matarlo, considerando que no era hijo suyo; y por eso vemos a veces figuras de Seraphis-Heracles en las que, lo importante es la unión con la Serpiente.

La Serpiente aparece en todas las religiones, pero no siempre asume idéntico significado en lo exotérico. En las representaciones mitraicas se enrolla alrededor de la piedra generatriz; su principio es la actividad, el movimiento, la hélice, y puede asociarse también a las fuerzas telúricas de la Tierra Madre.

En general, el Uroboros, la serpiente que se enrosca sobre sí misma mordiéndose la cola, significa la vida indestructible, el eterno recomenzar de todas las cosas. Esta serpiente, sin principio ni fin, expresa el movimiento circular en su pureza total, la evolución consciente en el Tiempo Eterno.

La espiral, símbolo estrechamente ligado al de la serpiente, es asimismo un Caduceo. A ello se puede agregar la doble espiral que corresponde al encadenamiento de los ciclos y se refleja en muchas deidades de tipo doble, como los Dioscuros, los Devas y Asuras, el dios Jano, Cástor y Pólux, etc.

La serpiente se relaciona con el huevo -Kneph, en Egipto- y con el pájaro, como en el caso de la serpiente emplumada Quetzacoatl, nuevamente un dios de sabiduría e iniciación.

La prohibición de probar el fruto del Árbol del Conocimiento procede no tanto de Dios, sino del hecho de que la serpiente revela al hombre su esencia y origen divino y le permite acceder a una vía de Redención para superar el Bien y el Mal. Los Hierofantes, los Druidas y otros sacerdotes, se denominaban a sí mismos “Hijos de la Serpiente”; algunos sabios egipcios llegaron a asociarse en una fraternidad “de la serpiente”. Sin duda el hombre interno, al igual que la serpiente, debe despojarse de su antigua piel para convertirse en Hijo de la Sabiduría.

Hay muchos elementos sagrados en este hecho de cambiar de piel, es decir, renovarse constantemente. Por eso se relaciona la serpiente con el elixir de la inmortalidad, el elixir de la salud: es la salud que viene tras la enfermedad, un portentoso símbolo para los dioses curadores.

ntxd98ktb El emblema de los farmacéuticos está muy cerca del de los médicos y del de la diosa Higia de la Salud. La serpiente ya no se enrosca alrededor del bastón, sino alrededor del pie de una copa en la que ella va a beber. Esta copa contiene, seguramente, la bebida sagrada ofrecida por Higia. Este emblema es llamado también Caduceo. Y no es difícil relacionarlo con el Santo Cáliz y con el Grial, la copa sobre la que se inclina Galahad antes de ser “raptado” hacia el cielo, alto misterio de la caballería mística. La serpiente toma su conocimiento de esta Copa-Matriz en la que la luz brilla eternamente, y según las tradiciones, es muy probable que esta copa sea de color verde, el rayo-color de la Tierra y el de Seraphis, dios por excelencia de la Medicina.

En cuanto al bastón o báculo, recordemos lo que se cuenta de Mercurio, que separó a dos serpientes que combatían entre ellas, arrojándoles su bastón que quedó entre medias y se convirtió en símbolo de la paz. Este bastón es un símbolo tan antiguo que aparece desde el magdaleniense y lo reencontramos como báculo del peregrino o caminante en el Camino de Compostela. El que porta este cetro es el que posee el poder; tiene la propiedad de transformar todo lo que toca. Es un símbolo del Conductor y del Iniciador.

En verdad, este bastón central es también un pilar sagrado, una columna, un menhir o el eje del mundo. La serpiente se enrosca a su alrededor del mismo modo en que la plegaria de los fieles asciende a lo alto, como una espiral, desde la tierra hasta el cielo.

Otro simbolismo de las serpientes y la columna es el Fuego Serpentino o Kundalini. Cuando las serpientes se enlazan alrededor del eje central, dibujan siete puntos de encuentro que se refieren a los “chakras” u órganos sutiles del vehículo etérico. Kundalini, como Fuego Serpentino, está reposando en el chakra básico; cuando despierta, como resultado de la evolución, asciende por la columna vertebral siguiendo tres vías: la central llamada Shushumna, y dos laterales que desarrollan dos espirales entrecruzadas que pasan por los siete chakras. Pingala, a la derecha, es masculino y activo; Ida, a la izquierda, es femenina y pasiva.

Es posible relacionar lo anterior con el Yang, y el Yin, donde los colores blanco y negro son delimitados por una espiral con dos puntos centrales opuestos, como centros de dos mundos. Esta doble acción de una única fuerza, está también presente en la doble espiral. Las dos serpientes, expresión de la dinámica latente en la estabilidad, unifican la derecha con la izquierda, las dos corrientes que provienen de lo alto y de lo bajo, es decir, entre el cielo y la tierra, o entre Dios y el hombre. Es una unión armonizadora, unión de los complementarios que ya no pueden enfrentarse sino conjugarse en una unidad redentora.

Recordemos que las serpientes que luchan representan el desorden, el caos: antes de equilibrarlas, hay que separarlas, es decir, distinguirlas, conocer su opuesto y salir del juego de los contrarios. Es la fase terminal en la que las dos fuerzas opuestas se funden o se resuelven en la Unidad, equilibrando el Eje del Mundo, el bastón alrededor del cual se equilibra el caos.

Desde el punto de vista alquímico, es el símbolo de la unión y de la concordia lograda entre el Fuego y el Agua, los dos elementos que se representan en dos triángulos invertidos.

El Caduceo simboliza, pues, la unión de los mundos contrarios, una dualidad que se manifiesta desde el comienzo del Universo como la Luz que surge en medio de las Tinieblas Primordiales. La dualidad se convierte luego en Cielo-Tierra, en masculino-femenino. En astrología, Mercurio rige precisamente a los Gemelos, (Géminis), aparentemente opuestos y esotéricamente unidos. El caduceo es, así, emblema de la Concordia, símbolo de armonía y fuerza.

Las alas, que están en el casco y en los pies de Mercurio, aparecen también en el Sol egipcio, en Amón-Ra, dando vuelo al espíritu que ha sido incubado por la Serpiente, por Kneph convertida luego en Ptah y en Imhotep. Son las alas del heraldo, del anunciador, las alas del Caduceo.

También el médico es un Anunciador. El trae la salud, preserva la armonía y equilibra las oposiciones malignas que se producen, tanto en el cuerpo como en el alma. No debemos olvidar que los primeros médicos fueron representantes directos de la divinidad; en comunicación con la Fuerza Creadora, obtuvieron una comprensión de todas las leyes que rigen nuestro mundo. La penetración espiritual que poseían, les permitía reconocer la naturaleza de la enfermedad y su remedio, lo que era bueno o malo para la vida de los demás. En una época en que lo sagrado y lo profano estaban unidos, estos hombres fueron a la vez sacerdotes y reyes. Su Caduceo era su Saber, era la comprensión del Centro a cuyo alrededor se sustentan las columnas, las serpientes… El que cura debe tener –debería tener- un poder de intuición que le permita dar con el remedio que complete una naturaleza imperfecta. Como el emblema del Caduceo, hay que retornar a los orígenes tomando el camino directo del eje vertical.

 

Resumiendo: volvemos a asociar estos elementos que aparecen en todas las civilizaciones, que son la columna, el árbol sagrado con una o dos serpientes entrelazadas. El bastón está asociado al culto de la columna primordial o del árbol; es la expresión de poder de la divinidad que expande su fuerza a quien acuda en oración. Gracias a esta irradiación, el árbol, la columna, pueden curar.

Este símbolo de equilibrio, de la fuerza que ha organizado el Caos, nos debe ayudar a superar los ciclos temporales, cambiar internamente. Nos aporta una fuente de vida, una eterna juventud, porque no basta con conocer y saber, sino que, sobre todo, hay que poder transmitir. El Caduceo transmite; es como el heraldo, el mensajero de los dioses.

La dualidad aparente tiene que resolverse en la Unidad. La verdad es Una y para llegar a ella hay que transitar un camino árido y estrecho, pero recto como el eje del Caduceo.

Es propio del médico elegir, entonces, un camino de rectitud, un camino que le dirija hacia las leyes cósmicas y su expresión. Tratar de eludir la multiplicidad y sus laberintos, las vueltas espiraladas de la serpiente, (porque de lo contrario, el tiempo podría atraparnos indefinidamente en los ciclos de la manifestación). No hay nada superior a un corazón puro, pues sólo el corazón puro puede recibir y transmitir toda la energía que dimana del Caduceo, llegar desde la tierra al cielo y realizar milagros entre los hombres con la fuerza de los dioses.

Artículo escrito por el Dr. Antonio Alzina

A quien desee la salud

A quien desee la salud, hay que preguntarle primero si está dispuesto a suprimir las causas de su enfermedad. Sólo entonces será posible ayudarle. (Hipócrates)

A quien desee salud mayo

EL ENFERMO ÁVIDO DE MEDICINAS

 

 

Entre los enfermos, la propaganda de la sobriedad sería inútil, pues gran número de pacientes se sienten fascinados por la abundancia en el recetar […]. En nuestros tiempos, la manía de los enfermos de ser desaforadamente recetados adquiere proporciones graves por las noticias que la prensa, la radio o algunos medios pseudo-científicos les dan de los medicamentos y de sus indicaciones. Antes de que el médico desenvaine su pluma para recetar, un señor cualquiera, o sobre todo, una señora, se adelanta a sugerirle la conveniencia de la penicilina o de cualquier otra droga, o a aconsejársela sin el menor rebozo. Otras veces la pregunta se refiere vagamente a si no sería útil “alguna medicina de América”, porque el dogmatismo actual, que tiene una faceta de americanismo pueblerino, ha alcanzado a los mismos pacientes.

 

América es hoy, además de una realidad maravillosa, un mito en la mente mágica de los enfermos o pseudo-enfermos. Yo admiro de todo corazón los progresos del gran pueblo al que el devenir de la civilización ha colocado en la primera línea de la ciencia: yo leo con afán las publicaciones que de allí vienen, y muchas veces me entusiasmo ante el espectáculo de su formidable capacidad creadora. Pero en esto como en todo, me siento más orgullosamente europeo que nunca, y lamento la difusión que entre nosotros ha alcanzado este mito, aldeano, de América, que a los propios americanos hace sonreír.

 

Este mito es, a veces, difícil de soslayar. Una de las señoras que todo lo saben, me consultó hace unos mese sobre una de esas astenias de verano que con lo que mejor se curan es con cloruro sódico, con sal común; pero me parecía inadecuado a su suficiencia recetarle un remedio que ni siquiera había que ir a comprar a la farmacia, porque lo tenía en un bote su cocinera. Salvé la dificultad diciéndole que era un nuevo medicamento americano que se llamaba Cl Na (es la fórmula química de cloruro sódico o sal común).

 

No hay que decir que, con esta interpretación cabalística y trasatlántica, mi amiga tomó la sal llena de fe, y se curó de sus molestias.

 

La medicina y nuestro tiempo; Madrid, Austral, 1954, Gregorio Marañón

 

LA LUNA  

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

Jaime Sabines Gutiérrez

 

¿Sanarnos con la mente?

¿Podemos curarnos con el poder de nuestra mente? La respuesta es sí, pero también enfermamos por el poder de la mente. Todo depende de como la usemos, de forma positiva o negativa, ya sea consciente o inconscientemente.

La mente se manifiesta a través de los pensamientos, y estos se robustecen a través de la voluntad, la que en este caso juega un papel vital: es la que determina las ganas de hacer las cosas. Y si no tenemos ganas de mejorarnos y de cambiar hacia lo positivo nuestra conducta, es mejor que ni siquiera vayamos al doctor.

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¿Podemos modificar una programación negativa? Sí, porque nuestro cerebro es como una computadora programada, su información influye sobre nuestro cuerpo físico a través de nuestro cuerpo bioplasmático de una manera notoria y palpable.

Si tenemos una programación negativa, tendremos una conducta errónea que a su vez debilita nuestra voluntad, deteriorando las ganas de mejorarnos y superarnos, aunque uno mismo crea lo contrario.

Una programación negativa consiste en imponer a nuestra conducta una actitud en contra de lo que debemos y en algunos casos queremos hacer. Es cuando fabricamos un techo a nuestras posibilidades; es el famoso «yo no puedo,» En este estado, el sujeto decide o mejor dicho programa negativamente su cerebro.

-A la programación negativa siempre le acompaña el miedo y la inseguridad.

-A la programación positiva siempre le acompaña la voluntad y la confianza en sí mismo. Para empezar cualquier empresa debemos romper una inercia; por física sabemos que para mover un objeto debemos hacer una fuerza como mínimo igual a su peso. Sin embargo, cuando está en movimiento, la fuerza que se ejerce es mínima. Nuestra parte psíquica es muy similar.

Lo difícil es el comienzo, cuando tenemos que romper la inercia y hacer un esfuerzo igual al peso específico de nuestra conducta errónea. Luego, tanto en cuanto cambiamos nuestra motivación, nuestro esfuerzo es menor y nuestros resultados mayores. Podemos usar distintos métodos para salir de la inercia, para que nos dé el primer empujón.

Lo importante es comenzar, probar uno mismo los resultados, eso nos dará fuerza y voluntad para seguir. Para mi punto de vista personal y de acuerdo con mi experiencia, la relajación ofrece unas perspectivas y unas posibilidades de éxito fuera de lo común. Con la relajación, conseguiremos una tregua en la confusión total que tenemos diariamente en nuestro cuerpo, entre nuestras emociones y nuestros deseos.

Dicha tregua da paso a una nueva sensación y un nuevo estado, con una conciencia clara que nos da la posibilidad de examinar objetivamente nuestras más conflictivas situaciones. Cuando empezamos a entrar en dicho estado, tenemos varias y diferentes sensaciones, algunos el cuerpo muy pesado, otros muy ligero, otros como flotando, pero en todos, los sentidos se agudizan y se transforman, por ejemplo: cuando estás en estado de relajación, más que oir un ruido lo sientes por todo el cuerpo.

Profundizando más llegas a perder la noción del cuerpo, llegas a no sentirlo, y a su vez da la sensación de que nuestra mente está en contacto con todo lo que nos rodea. Pues bien, este es el momento adecuado para hacer la autosugestión. Autosugestionarnos con palabras y deseos positivos.

La autosugestión es (para que todos lo comprendan) como la propaganda de la tele, es una repetición de imagenes y palabras las cuales quedan grabadas en nuestro cerebro, y esto es el comienzo de una nueva visión, que nos conduce a una nueva y correcta conducta.

Fuente: Revista de Naturismo.

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«No existe ninguna enfermedad limitada a un solo punto. Todo órgano es un campo de actividades, cuya eficacia, en principio, alcanza a todo el ser humano en mayor o menor grado. No es el estómago el que tiene hambre, o la garganta la que tiene sed, ni al cerebro el que está alegre o triste, ni el corazón o los riñones los que están enfermos: es el hombre quien está hambriento o sediento, triste o alegre, enfermo o sano». -Profesor Dr. Ferdinad Hoff-