Día internacional de la juventud

Juventud

Queremos destacar la idea de juventud, y no la juventud como una época de la vida humana o un período más o menos específico de acuerdo con los años que tenemos.

¿Quién puede asegurar que el que cuenta con quince, veinte o veinticinco años es joven? ¿Quién puede afirmar sin equivocarse que todos los que han pasado de los cuarenta años son adultos, o viejos si tienen más de cincuenta o sesenta? Ser joven–aparentemente joven– es una cualidad muy apreciada, tanto que otorga un privilegio especial dentro de la sociedad.

Bien está, desde luego, tratar de mantener nuestros cuerpos lo más saludables posible, con lo cual haremos un empleo adecuado de ellos, y la juventud y la belleza serán un natural reflejo de la salud.

No está tan bien, en cambio, sacrificar la salud para poseer una apariencia joven, pues en este caso el deterioro interno no tardar á en reflejarse en el aspecto externo, por mucha aplicación que se ponga en sentido contrario.

Y más allá de la salud física, en su apoyo y en la conquista de la auténtica juventud, lo que hay que lograr es ese otro frescor que corresponde a la psiquis y a la mente. Cuando hay vitalidad y armonía en todos estos planos podemos hablar de verdadera juventud.

¿Dónde se encuentra la Fuente de Juvencia? ¿Dónde reside la Afrodita de Oro, tan perseguida por los mortales ansiosos de una belleza que no se marchita? No en el cuerpo, que se desgasta por ley de vida; no en la psiquis, que tiende a la búsqueda insaciable de sensaciones; tampoco en la mente, ansiosa de conocimientos.

La raíz que buscamos está en el propio espíritu que, careciendo de edad, puede proporcionarnos una energía siempre activa, una medida del tiempo que hace útil el pasado e interesante el futuro.

Lo que es permanente en nosotros, esa escondida fuente, nos da el toque de juventud que

denominamos Afrodita de Oro…

Cada día, cuando asoma el Sol en el horizonte, hay una primavera para el que es joven.

NUESTROS SENTIMIENTOS

Todos sentimos. Somos humanos y no podemos evadir la fuerza del sentimiento.

Pero hay sentimientos que arrugan el rostro y el alma, y hay otros que otorgan el brillo de la juventud.

La envidia, el rencor, el escepticismo, el egoísmo, la vanidad, la crítica constante, la tristeza, el mal humor, todos ellos –si es que pueden llamarse sentimientos– y otros similares, son ácidos corrosivos que destruyen al que los lleva. No se puede iluminar el porvenir cuando el alma vive bajo el peso de tan nociva carga.

Cambiemos lo anterior por generosidad, esperanza, amor, sinceridad, alegría y comprensión, como mínimo, y la juventud tendrá nuevamente abiertas las puertas.

Extraído de ¿Qué hacemos con el corazón y la mente? de Delia S. Guzmán

La Afrodita de oro

Reflexión:

Juventud no es un problema de células epiteliales, para mí, la juventud no es un problema de tener 20 años; creo que, con los griegos, creo con los presocráticos, que juventud es la Afrodita de uno, juventud es el ser interior, juventud es la fuerza que tenemos dentro de nosotros mismos que nos hace escribir un libro como una planta hace florecer, que nos hace ir a una clase como un río que hace crecer, que nos hace componer una música como las estrellas brillan en el cielo.

Es una fuerza misteriosa, la fuerza de la juventud interior, la Afrodita de oro, de los griegos, aquello que nos permite, más allá del tiempo y del espacio, ser eternamente jóvenes, tener entusiasmo, tener ideales, tener capacidad de amar, más allá de las glándulas y más allá de los distintos pellejos, que no se recubre, tener esa fuerza interior, vertical, como un juego, como un árbol, como un venir en medio de un inmenso campo; tical es y dirigirnos hacia el cielo y tener conocimiento de la tierra. 

El día que descubrimos que, más allá del número, existe un escencia, existe una fuerza, existe un poder, reconstruiremos este mundo que estamos perdiendo y lo reconstruiremos mejor.

Autor: JAL

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